DIME
QUÉ CREES Y TE DIRÉ QUÉ TE ESTÁ LIMITANDO
Las
creencias son juicios hondamente arraigados que tomamos como certezas. A raíz
de una o varias experiencias muy intensas, estas situaciones vividas (a menudo
durante la infancia), provocan que podamos elaborar una conclusión generalizada
e incuestionable acerca de ese suceso u otro parecido. Así se construyen las
creencias. Pueden ser respecto a nosotros, a nuestras capacidades, a las
personas con quienes nos relacionamos, etc.
Algunas
de estas creencias tienen una apariencia muy positiva, pero son limitantes de
hecho. Se las conoce como impulsores de Kahler y son las siguiente: “Sé
perfecta/o”, “sé fuerte”, “complace”, “esfuérzate”, “date prisa”, “ten
cuidado”.
- Sé
perfecta/o: Quieres hacerlo todo bien, a la primera y sin
fallos. Estás relacionando el cómo haces las cosas con tu propia valía personal
y al autoexigirte tanto, sufres porque ves el error como un fracaso. ¿Tal vez
escuchaste muchas veces que podías hacerlo mejor? Hay un mandato implícito en
este impulsor: “No disfrutes, no te quieras”. Pues bien, ya es hora de darte
permiso: “Comete errores, aprende de ellos”. El error es un aprendizaje, no un
fracaso.
- Sé
fuerte: Quieres hacerlo todo por ti misma/o, sin ayuda de nadie.
Es otra manera de autoexigirte, pues crees que pedir ayuda sería una muestra de
debilidad. ¿Tal vez escucharas a menudo que los hombres no lloran o que la vida
es dura y hay que ser fuerte? Hay un mandato implícito en este impulsor: “No
sientas, no te acerques”. Pues bien, ya es hora de darte permiso: “Siente,
acepta y expresa tus sentimientos”. Está muy bien ser autónoma/o, pero todos
necesitamos la ayuda de los demás. Muestra tu vulnerabilidad.
- Complace:
Quieres agradar y gustar a todo el mundo o a alguna persona determinada. Es
nuevamente otro modo de autoexigencia, pues crees que evitando enfadar a los
demás, serás querido y aceptado. Te infantilizas porque no quieres ser
abandonada/o como un bebé por sus padres. Hay un mandato implícito en este
impulsor: “No seas tu misma/o”. Pues bien, ya es hora de darte permiso: “Sé tú
misma/o”. Cuídate.
- Esfuérzate:
Quieres alcanzar metas muy ambiciosas. Es propio de personas con muy alto nivel
de exigencia. Vives todo el tiempo cansada/o y con sensación de frustración al
no alcanzar esas expectativas que te has trazado. ¿Tal vez escuchaste muchas
veces que las cosas sin esfuerzo carecen de valor? Hay un mandato implícito en
este impulsor: “No logres”. Pues bien, ya es hora de darte permiso: “Logra”. Plantéate
metas alcanzables y disfruta de los pequeños logros.
- Date
prisa: Quieres aprovechar todas las oportunidades. Sólo te
sientes bien si exprimes con efectividad cada minuto de tu vida y, dices a todo
que sí. Es otra manera de autoexigirte, pues sufres más al cometer errores por
premura del tiempo. ¿Tal vez escuchaste que las cosas que se hacen deprisa
salen bien? Hay un mandato implícito en este impulsor: “No descanses, no vivas”.
Pues bien, ya es hora de darte permiso: “Para, prioriza, siente”. Disfruta el
presente. Cambia cantidad por calidad.
- Ten
cuidado: Evitar el riesgo te hace sentir segura/o.
¿Tal vez escuchaste que era mejor no hacer aquello que anhelabas porque era
peligroso? Hay un mandato implícito en este impulsor: “No hagas”. Pues bien, ya
es hora de darte permiso, de dejar que cualquier cosa sea una amenaza que te
bloquea: “Haz, intenta, logra”.
Eva Sánchez
Experta en Inteligencia
Emocional y Practitioner PNL
(Proyecto e-mola)
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